Mario Bauza 944 columbus



Mario Bauzasáb, 5 de febrero de 1994

Resumen @* Mario Bauza & The Afrocuban Jazz Orchestra, 944 Columbus, Messidor 15828 - Este disco es importante por dos razones: por su contenido y porque fue la ultima grabacion que Mario Bauza realizo antes de fallecer victima de cancer en su apartamento localizado en la Avenida Columbus 944 de Manhattan, donde residio durante medio siglo. El ``big band'' de Bauza, caracterizado por su pesadez y poderosa sonoridad, es una de las atracciones de su ultimo trabajo para Messidor

Un 28 de abril de 1911, en el Barrio de Cayo Hueso en la ciudad de La Habana Cuba, nació el maestro Mario Bauzá. Este virtuoso personaje dio comienzo a sus estudios de música a la temprana edad de cinco años, con su padrino Arturo T. Andrade que era un profesor en la materia musical, y debido a su brillante talento, dos años después es matriculado en la Academia Municipal de Música de La Habana.

En 1920 es motivo de admiración por sus maestros ya que obtiene a su corta edad su diploma de graduación del conservatorio de música con grandes calificaciones.

En 1926 parte con la Orquesta Danzonera del maestro Antonio María Romeo ejecutando el clarinete para la ciudad de Nueva York, donde realizan una grabación para la compañía discográfica R.C.A. Víctor. Durante su corta estadía en la mencionada ciudad, fue tomando datos de la evolución Jazzita en esa urbe, y quedo impresionado, por tal razón a su regreso a Cuba, comienza el estudio del saxofón alto, al mismo tiempo era integrante con su clarinete en la Orquesta Sinfónica de la Habana. Debido a su virtuosidad como ejecutante era muy solicitado por las agrupaciones de renombre en el país, hasta que llega ser músico de plantilla en el Cabaret Montmatre.

En 1930 con solo diecinueve años de edad y sin conocer a nadie en los Estados Unidos toma la decisión de partir para Nueva York, en busca de nuevos horizontes. A su llegada a Nueva York, el interprete Cubano Antonio Machín esta en todo su apogeo y quiere hacer una grabación del tema "El Manicero" del autor Moisés Simóns, este afamado cantor se encontraban buscando un trompetista para su grupo, y el Sr. Bauzá le dijo, si me consigues una trompeta, dentro de dos semanas estoy listo con el instrumento, y así fue, pues su talento lo conducía siempre a lo positivo.

Pasado un corto tiempo por mediación del músico cubano Alberto Socarrás, entra en la orquesta del trompetista Vicente Sigler, y después se integra a la agrupación musical de Chick Webb, donde llega a ser su director musical. Durante su estadía con el Sr. Webb, el maestro Bauzá le recomendó a la joven principiante Ella Fitzgerald como vocalista en la agrupación para luego llegar hacer una de las voces femeninas más afamadas en el ámbito del jazz.

En 1938 se incorpora a la orquesta de Cab Calloway, y pasado un tiempo, se hizo pasar como que estaba enfermo para que el Sr. Calloway dejara tocar en su lugar al joven trompetista John Burks Gillespie, conocido en la actualidad a nivel mundial como Dizzy Gillespie, y así fue el comienzo de este personaje en el terreno del jazz.

En 1940 Mario Bauzá y su cuñado Francisco Grillo (como socios) se unieron para formar una orquesta grande, de 16 a 20 músicos. "Bauzá como director musical, y Machito como principal interprete, y bautizaron la banda con el nombre de "Machito y sus Afro-Cubans" que era el nombre del grupo pequeño que Machito tenía en esa fecha. Rápidamente realizan su primer grabación con los temas "Sopa de Pichón", "Tingo, Talango" para la firma Decca Records, los cuales toman el camino de la popularidad, y comienza la orquesta abrise paso en el ambiente musical. Fue entonces que en 1944 se une a la orquesta la interprete Graciela Pérez hermana de Machito la cual le dio una pincelada de sabor y romanticismo con su magnifica voz. Durante los 35 años que estuvo Mario Bauzá como director musical en esta legendaria orquesta, su ingenio musical fue exitoso con un catalogo de obras de su propia inspiración tales como; Sambia, Tanga, Mambo Inn, Cubop City, Cha Cha Cha Clarinete, y otras de mucha resonancia. En el año 1975 se separan y Mario Bauzá queda libre para hacer una nueva orquesta, con su nombre.

En 1976 forma otra orquesta en compañía de su cuñada Graciela en la parte vocal, y realizan solamente una grabación promoviendo la obra del autor Marcelino Guerra, "La Botánica", pero por cosas del destino no paso nada, ya que en el mercado musical se estaba promoviendo otras ideas, para contrarrestar la buena música cubana. Después de estar alejado por el espacio de un año de toda actividad, debido al deterioro, y tanta falsedad en el círculo musical, es motivado por dos grandes amigos para que siguiera su trayectoria musical, a pesar que sobre sus hombros estaba el peso de su avanzada edad, 74 años y parte para ciudad de México para actuar junto a Graciela en el Cabaret "Gran León" por una estadía de dos semanas. A su regreso continúa con mucho anhelo y fervor y realiza varias presentaciones con su orquesta y es solicitado por varias emisoras de radio y TV para relatar anecdotas de su extraordinaria carrera musical.




En 1984 recibe un reconocimiento por parte del Alcalde de la ciudad de Nueva York por su contribución al arte y la cultura, en su prestigiosa trayectoria musical. En 1986 graba con su orquesta para la compañía Caimán Records, el LP "Mario Bauzá, Graciela y su Afro-Cuban Jazz y esta fue la producción que le sirve de pasaporte para darse a conocer internacionalmente como director de su propia orquesta Afro-Cuban Jazz".




En 1991 en la celebración de sus 80 años, realiza un gran espectáculo en el teatro Symphony Space en la ciudad de Nueva York, con un elenco de artistas de renombre a nivel internaconal y esa misma noche en su actuación recibe la invitación de la compañía alemana Messidor Records para grabar y produce tres grabaciones, que lo lleban por el camino del éxito, y realiza varios viaje por el continente Europeo, y por todo el territorio estadounidense, creando un despertar en el mundo musical con su Afro-Cuban Jazz. Pero un 11 de Julio de 1993 fallece en su propio hogar a la edad de 82 años. Hoy en la actualidad gracias a su dinamismo, su virtuosidad, y su gran creatividad, Afro-Cuban Jazz, han renacido las orquestas grandes, y un furor por la música cubana, aunque sigan disfrazándola con el nombre de "salsa".

Jazz Cubano

En la actualidad, la expresión ‘jazz latino’ es comúnmente utilizada por los músicos y por el público en general para dar nombre a una expresión que partiendo del jazz norteamericano y de diversos elementos de la música latina -especialmente de la cubana- ha constituido una manifestación musical con características propias. Y no se trata de la inserción de ritmos o instrumentos de nuestra música en aquélla, ni de tocar ritmos cubanos usando elementos armónicos o fraseos tomados del género norteño. El jazz afrocubano, como se llamó en sus inicios, fue producto de un proceso similar –aunque mucho más breve- al que dio origen a la música cubana, sólo que en este caso se trataba de las fusiones de músicas europeas y africanas, y en el que nos ocupa, el intercambio se da entre el jazz y ritmos y sonidos cubanos. Se trata pues de una verdadera fusión.

Ya desde las primeras décadas del siglo XX, varios instrumentistas y compositores en Cuba, entran en contacto con el jazz. Incluso se habla de músicos cubanos que radicaban en New Orleans por los años en que en aquella ciudad, se gestaba este género musical y de soldados-músicos afronorteamericanos, del ejército de ocupación de Estados Unidos, que desde 1898, trajeron y transmitieron sus experiencias y conocimientos del blues y del jazz.

Los años veinte fueron decisivos en el desarrollo de la música cubana, en especial por el auge del son, mientras se mantenían otros géneros musicales, como el danzón. También fue una década de gran importancia para el desarrollo del jazz norteamericano. Por esos años ya distintas orquestas procedentes de Estados Unidos visitaban a nuestro territorio, por lo que es obvio que se incrementan los contactos entre los músicos de uno y otro país. El formato orquestal del tipo ‘jazzband’ es asumido por cubanos y las primeras orquestas de este tipo se presentan en distintos lugares nocturnos, hoteles, etc. Estas agrupaciones no se dedicaban a tocar jazz, pero muchos de sus músicos, ya con información sobre esta manifestación, se interesaban por ella a partir de algunos discos que podían conseguir y a través de partituras que encargaban a otros o adquirían eventualmente en alguna visita a los Estados Unidos.

El más destacado director de jazzbands en Cuba, y pionero entre los jazzistas, fue el maestro Armando Romeu, quien dirigió varias de estas orquestas durante muchos años, entre ellas la famosa ‘Bellamar’ y la orquesta de Tropicana, por más de dos décadas. Romeu ha sido además de pionero, maestro de generaciones de músicos cubanos e hilo conductor del desarrollo del jazz en Cuba.

A partir de 1930 proliferan las jazz bands cubanas, entre ellas, los ‘Hermanos Castro’, la Casino de la Playa’, la ‘Riverside’, la ‘Siboney’, la ‘Orquesta de Don Aspiazu’ o la ‘Lecuona Cuban Boys’. Estas orquestas, que no se dedicaban al jazz, aportaron no obstante, sonoridades nuevas, tomadas del ritmo estadounidense, a la interpretación de la música cubana. Sin embargo, en la orquesta fundada por Armando Romeu en 1936, tocaban quienes fueron considerados jazzistas cubanos de primera categoría y en el cabaret Mitsuko –donde trabajaba la banda- se celebraban, desde entonces, ‘jam sessions’ en los que participaban también músicos de otras agrupaciones.

Mientras en Cuba se extendía el jazz, en Nueva York la música cubana se imponía con la presencia allí de artistas de la Isla, que radicaban o hacían sus presentaciones en dicha ciudad.

En el año 1940 se crea allí la orquesta ‘Machito and His Afrocubans’, una banda que dirigía el cantante Frank Grillo (Machito) y con la que incluso tocó el timbalero Tito Puente. El trabajo de esta agrupación fue decisivo en la formación del jazz latino, sobre todo por el papel que en ello jugaría su director musical, el compositor, saxofonista y trompetista Mario Bauzá.

Mario Bauzá fue la figura cimera para la creación de lo que inicialmente se llamó Afro-Cuban Jazz, llamado luego Cubop y hoy en todo el mundo, jazz latino. Se puede afirmar que la pieza ‘Tanga’, compuesta por Bauzá y grabada en 1943, fue la pionera en este nuevo género que revolucionó el ambiente jazzístico de la época.

Grandes jazzistas como Charlie Parker y Dizzy Gillespie, creadores del bop, admiraban y se interesaban por la música cubana e incluso este último, “descargaba” en algunas presentaciones de la banda de Machito. La unión del gran percusionista y compositor Chano Pozo con Dizzy Gillespie se debió a Mario Bauzá, quien los puso en contacto a ambos en lo que fue un encuentro definitorio en esta historia. Téngase en cuenta que en 1947, ambos músicos se presentan juntos, nada menos que en el Carnegie Hall para interpretar la Afro-Cuban Drum Suite, acuñando con esa unión el estilo Cubob y toda una nueva era para el mundo del jazz.

Paralelamente, en Cuba surgían nuevos músicos y agrupaciones de jazz, como el Quinteto Instrumental de Música Moderna, por los años 50, o el posterior grupo Los Amigos, del cual formaron parte el pianista Frank Emilio Flynn, el tumbador Tata Güines y el baterista Barreto. Junto a otros directores de orquesta, compositores y arreglistas, las figuras de Chico O’Farrill y Felipe Dulzaides son de gran importancia en el desarrollo del jazz en Cuba e incluso –en el caso de Chico- los aportes que realizó a la consolidación del Afro-Cuban jazz en nueva York.

Entre los grandes pianistas del jazz de todos los tiempos, está el cubano Chucho Valdés, quien a partir de los años 70, desde su banda Irakere, dio un gran impulso al jazz latino en Cuba y ayudó a formar a excelentes instrumentistas.

Una nueva generación de músicos cubanos continúa desarrollando este género musical; entre ellos se destacan los pianistas Gonzalo Rubalcaba y Ernán López-Nussa, el percusionista Angá, el flautista Maraca, el siempre joven Bobby Carcassés y muchos otros que continúan el legado iniciado en La Habana por Armando Romeu y por Mario Bauzá en Nueva York.