Vision Latina ,,,,,timba




sonando como un cañon

Sello: VL Records

Para Todos los amantes de la buena Timba, no esa Timba aburrida, sosa y plana. Vission Latina es musica fabulosa para el bailador sin descuidar la precision y la genialidad en los arreglos, escucharla es una delicia para todos los sentidos.

Esta agrupacion californiana formada por el percusionista cubano Carlos Caro en el año 2003 ya nos habia traido una muestra de todo su sabor con su primer album Kitikimba Pa Ti (2004).

Ahora nos traen su segunda produccion discografica Sonando Como Un Cañon, album que nos mueve por todos los ritmos y nos demuestra que estos musicos son verdaderos maestros. El bajista mexicano Saul Sierra y el trompetista guatemalteco Marco Diaz son piezas fundamentales en los arreglos junto con el cerebro de Carlos Caro.

El Chismoso es altamente recomendado, esto es bestial.

Tracks
Yo Te Lo Dije
Descargon
Cha Cha Cha Cha
Chismoso
Dulce Habanera
Rumba y Son
Que Sabor Tiene Odalys
Rico Montuno
Mira a Elena
Embrujo

Integrantes
Carlos Caro: percusion, composicion y arreglos
Saul Sierra: bajo
Marco Diaz: trompeta y piano
Eduardo Herrera: vocales y percusion menor
Jose Roberto Hernandez: guitarra y vocales
Felix Samuel: vocales
Julio Perez: percusion
Roberto Morris: trompeta

Willie Rodriguez willie,s steak house

WILLIE BOBO,,,,,BOBO MOTION

Orquesta Huambaly - 100 exitos inolvidables ,,,la mas importante orquesta de los años 50,,,de Chile



vol1          vol2        vol3        vol4

Orquesta Huambaly


La leyenda de la orquesta más profunda, brillante y recordada de la música tropical chilena se escribió primero con “U”. Uambalí era el nombre de un pequeño pueblo del interior de Chillán que llamó la atención del guitarrista y cantante popular Caupolicán Montoya, conocido artísticamente como Jack Brown. El nombre, que significaba “nido de ladrones”, sonaba demasiado afro como para existir en el campo chileno sureño, y fue él quien luego propuso alterar la ortografía incluyendo la primera letra por la “H” y la última por la “Y” para darle un carácter aún más exótico y definitivo a su nombre.


Años


Santiago, 1954 - 1964



Integrantes primera orquesta


Jack Brown, voz (1954).

Lucho Kohan, saxo alto y dirección (1954 – 1961).

Roberto Mono Acuña, trompeta (1954 – 1961).

Pastor Gutiérrez, trompeta (1954).

Carmelo Bustos, saxo alto y clarinete (1954 – 1962).


Berríos, saxo tenor (1954).

Fernando Morello, piano (1954).

Raúl Angel, contrabajo (1954 – ¿).

Lucho Córdova, batería (1954 – 1961).

Oscar Mulato Salazar, tumbadoras (1954 – 1961).

Humberto Lozán, voz (1955 – 1962).

Pedro Suárez, trompeta (1955 – 1959).

Kiko Aldana, saxo tenor y saxo barítono (1955 – 1964).

Nello Cianguerotti, piano (1955 – 1959).

Willy Marambio, trompeta (1956 – 1959).

Álvaro Vicencio, saxo tenor (1959).


Integrantes de la segunda orquesta en la que vocaliza
Chivirico Davila


Chivirico Dávila (voz),

Ricardo Barrios (trompeta),

Juan Bulnes (trompeta), Mickey Mardones (saxo tenor),

Luis Leiva (saxo ¿), Luis Retamal (saxo barítono).

Luis Saravia (piano),

Luis Ravello (contrabajo),

Mario Bórquez (contrabajo),

Manuel Guerra (batería),

Benjamín Sepúlveda (tumbadoras),

Carlos Figueroa (batería).

Iñigo Díaz


La Huambaly abordó así repertorios chachachá, mambo, rumba o bolero, siempre tras la herencia y presencia en Chile de los directores de orquesta cubanos Isidro Benítez y Joe O’Quendo, pero sobre todo por el impacto que habían dejado en Chile las visitas delos Lecuona Cuban Boys, La Sonora Matancera, el director español Xavier Cugat y más directamente la orquesta de Pérez Prado que llegó a Chile en 1952 para actuar en Radio Minería.


Pero la Orquesta Huambaly, dirigida por el saxofonista Lucho Kohan y con la voz del cautivante Humberto Lozán en el frente, también fue un claro exponente del swing en los años ‘50, gracias a la presencia de una serie de músicos que también se desdoblaban hacia el jazz: el trompetista Roberto Mono Acuña, el tenorista Kiko Aldana, el altoísta Carmelo Bustos y el baterista Lucho Córdova, uno de los tres fundadores del Club de Jazz de Santiago. Fueron algunos de los nombres que le darían a la Huambaly un carácter único entre sus pares, casi totalmente dirigidas a la música de raíz cubana.


Noches interminables en el NuriaLos músicos populares de fines de los años ’40 acostumbraban a reunirse en una de las esquinas de la Plaza de Armas capitalina. Ese punto en calle Estado lo llamaban La Ruca y era el lugar donde se podía obtener desde un “cancheo” por una noche en alguna boite hasta un contrato por todo un año en el Hotel Carrera. En enero de 1953 el baterista de jazz Lucho Córdova (n. 1921) fue contactado por el cantante popular Arturo Millán para tramitar la conformación de una orquesta para actuar en el restorán Nuria, ubicado en calle Agustinas. Pero el proyecto se desmanteló rápidamente cuando Millán obtuvo un contrato más jugoso en Mendoza y dejó el Nuria. La orquesta quedó desarmada, sin voz al frente y con la responsabilidad de responder ante el contrato de residencia en el Nuria por toda la temporada.


Millán fue despedido por los propietarios del local y los músicos se reorganizaron para enfrentar la contingencia, llamando a Jack Brown al frente como reemplazo de Millán. El giro fue total. Adquirieron ahí el nombre definitivo de Orquesta Huambaly, sus primeros uniformes de escena (smokings amarillos, chaquetas celestes, camisas blancas, humitas negras y zapatos de charol) y a su primer director musical: Lucho Kohan.


Carmelo Bustos (n. 1923), que conocía muy bien la música cubana pues había integrado la orquesta de Joe O’Quendo, se unió a Kohan en una dupla de cañas para los saxofones alto. Además se abrió una fila de trompetistas con Roberto Mono Acuña y Pastor Gutiérrez, un músico popular que duró muy poco. La sección rítmica quedó configurada por Fernando Morello (piano), Raúl Ángel (contrabajo), Lucho Córdova (batería) y el peruano Óscar Mulato Salazar (tumbadoras).


Una vez terminada la temporada en el Nuria, la orquesta se mudó al local El Club de la Medianoche, ubicado en Av. Matta y San Diego y que transmitía sus actuaciones a todo Chile por Radio del Pacífico. Así fue como el locutor radial Raúl Matas se enteró de la existencia de esta orquesta y llegó a contratarlos para una de las emisoras más grandes e importantes de la época, Radio Minería.


La orquesta sensación de la casa OdeonPero Jack Brown alcanzó a permancer sólo algunas actuaciones al frente de la orquesta, pues sus problemas de convivencia desembocaron en la salida del conjunto. Una vez terminada la temporada en El Club de la Medianoche, la Huambaly regresó al Nuria para una segunda temporada en el restorán que los vio nacer. Ya sin Fernando Morello, y con el pianista y arreglador italiano Nello Cianguerotti.


Además se incorporaron el saxofonista tenor nortino Enrique Kiko Aldana (n. 1924) y el trompetista Pedro Suárez. Nuevamente sin cantante, Kohan decidió contratar en 1955 a Humberto Lozán (n. 1925), crooner de la orquesta del violinista Izidor Handler en el Casino de Viña del Mar, quien terminó por convertirse en la estrella indiscutible de una orquesta acoplada en swing y con un éxito rotundo.


En 1956, la Huambaly con Lozán graba sus primeras caras para Odeon: los chachachás “Chachachá Chabela” y “Eso necesito”. La segunda temporada en el Nuria fue un éxito rotundo con los éxitos que los acompañaron en adelante en voz de Lozán: “Baila merecumbé” (de Enrique Baeza), “Arroz con palito” (de Adolfo Soto), “Corazón de melón” (de Carlos Rigual) o “El bodeguero” (de Richard Egües) o “Así soy yo” (de Graciela Potello).


Las grabaciones con Odeon siguieron ininterrumpidamente: En 1957 grabaron piezas como “Cumbara cumbara”, “A rivederci Roma”, “Agustina de Aragón”, “Expreso aéreo”, “Ay mama Inés”, “Ave María Lola”, “Chachachá Dior”, “Serenata jazz” y los famosos “Concierto para ritmo” y “Dilema para tambores, con Lucho Córdova como estrella. En 1958, otros éxitos como “Chachachá del tránsito”, “Chachachá bar”, “Calypso”, “Cayetano baila”, “Calculadora”, “Compadre Pedro Juan”. Y en 1959, “Corazón caprichoso”, “Cachito”, “Insólito” o “El lorito y el carbón”.


La Orquesta Humabaly ocupaba la posición del grupo más popular de la bohemia capitalina. Mientras sus rivales directos, la Orquesta Los Peniques era la favorita de la clase alta que acudía al Hotel Carrera en 1955,la Huambaly hacía bailar a la clase media, ya no sólo en el Nuria, sino en subsiguientes temporadas radiales de Minería, Cooperativa, Corporación o Agricultura.


La gira europeaLa popularidad iba en aumento con giras por todo el país, contratos exclusivos en el Casino de Viña y también en el tradicional establecimiento porteño Baños del Parque, el mismo lugar que a comienzos de los años 20 recibió a marinos norteamericanos llegaron con instrumentos de viento y discos de jazz, y donde el compositor Pablo Garrido reclutó a sus músicos para formar la primera orquesta de jazz chilena. La Orquesta Huambaly terminó integrando repertorio swing a sus actuaciones y múltiples grabaciones, con arreglos de Stan Kenton y con piezas de Glenn Miller a pesar de que nunca contó entre sus filas con un cuerpo de trombones.


En 1959 abordó un barco e inició un viaje de 16 días a Europa, en la primera gira de una orquesta popular chilena al Viejo Mundo. Para ese viaje, Kohan ya tenía al trompetista Willy Marambio y contrató al joven saxofonista de Valparaíso Álvaro Vicencio (quien tomó el registro del tenor e hizo cambiar a Aldana al barítono, sonido que dominaría en el futuro en el jazz y la música popular). Ambos ayuidaron a engrosar el sonido de las secciones de metal y caña, respectivamente.


Fue una itinerancia entre mayo y diciembre de 1959 que elevó la categoría de los músicos en escena. Llegaron a actuar en Bélgica con estrellas como Edith Piaf, Gilbert Becaud y Charles Aznavour. Según recuerda Lucho Córdova, una de las decisiones más acertadas de Kohan fue orientar la orquesta hacia el repertorio afrocubano en lugar del swing clásico norteamericano. El público europeo recibió el impacto de la música latina en ciudades de Francia, Holanda, Bélgica y España, ahora con vestuarios renovados: traje rosado con solapa brillante, humita blanca o negra según la ocasión y zapatos blancos. El cabello, impecablemente recortado y engominado.


Pero la gira, por más carácter de hito histórico que hubiera adquirido en la música chilena, significó el proncipio del fin para la Orquesta Huambaly. Una vez finalizada, algunos de sus integrantes optaron por retirarse del conjunto para probar suerte en Europa o para regresar a su país de origen, como el pianista Nello Cianguerotti, quien compró tickets para Milán, mientras los trompetistas Pedro Suárez se instaló en Bélgica y Willy Marambio en Francia, para actuar como virtuoso músico de variedades. Álvaro Vicencio se quedó en España y Suiza, e inició un largo viaje que desembocó en Estados Unidos , en la ciudad de Dallas donde se mantuvo como músico y productor durante años.


Epílogo: la otra Huambaly

A Santiago, en cambio arribó lo que quedaba de la orquesta con el dilema del futuro. Grabaron algunas piezas para Odeon, pero ya era un hecho que la orquesta estaba en plan de disolución. Ni Kohan, ni Córdova estaban demasiado convencidos del futuro de la Orquesta Huambaly, con la Orquesta Cubanacán y la Orquesta Ritmo y Juventud en su apogeo junto a las voces de Pachuco y Chocolate Rodríguez respectivamente. Sí siguieron adelante con el proyecto Carmelo Bustos, Kiko Aldana y Humberto Lozán.


En 1960 entran al estudio para grabar canciones como “Bésala”, “Cumpai José”, “Yo bailo mi chachachá”, “Sabrosito así”, “Mammy” o “Ritmo de chunga” o la clásica pieza jazz latino de Fernando Morello y uno de los manifiestos artísticos de la Huambaly, “Swingbaly”. Ya en 1961 una nueva Huambaly se planta en los escenarios incorporando nuevos músicos: el trompetista Ricardo Barrios (de la Orquesta Cubanacán), el saxofonista Mickey Mardones (de la Orquesta Los Caribe), el saxofonista Luis Retamal, el pianista Luis Saravia o el contrabajista Mario Bórquez. En 1962, luego de una gira por Buenos Aires, se retira del grupo Carmelo Bustos, una de las llaves maestras del conjunto y que le dio el carácter y sonido clásico a la Huambaly. La orquesta funciona por dos años más integrando al ilustrado baterista Carlos Figueroa (de Los Bronces de Monterrey), pero termina por desistir después de una década de acción y éxito popular.


De los músicos de la era previa a la gira europea, Kiko Aldana se mantuvo en la música popular y el jazz, integrando al final de su carrera la Hamilton Big Band y enseñando saxofón jazzístico a nuevos solistas, Carmelo Bustos hizo lo propio además de actuar en las orquestas de Juan Azúa y en The Universal Orchestra en 2000 junto a Humberto Lozán y Lucho Córdova se mantuvo como el más longevo de los jazzistas chilenos de todos los tiempos.


En 2006, el sello EMI editó cuatro volúmenes con las obras grabaciones completas de la Orquesta Huambaly desde 1956 a 1962, 100 éxitos inolvidables de la Huambaly, completando así la historia de la más grande experiencia que la música tropical tuvo en Chile. Sin embargo, un capítulo más en este recorrido tendría lugar en 2014 con el proyecto de rescate patrimonial encabezado por el saxofonista de jazz Marcos Aldana, hijo de Kiko Aldana, quien transcribió a la partitura los arreglos de un amplio repertorio que ejecutaba la orquesta de los años ’50. Tras reunir a un elenco de músicos jóvenes y foguearlos en el estilo y el espíritu de la agrupación, formó lo que entonces se conoció como la Nueva Orquesta Huambaly. Así, un extenso público de edad avanzada volvió a escuchar en directo y a bailar los éxitos de la época dorada de su juventud. En enero de 2015, la orquesta consolidó su éxito con un concierto frente a seis mil personas en el Festival de Jazz de Providencia.

El Septeto Santiaguero,,,,,,,raiz - feat charlie aponte , ruben blades ,reinaldo greach,alfredo de la fe,,,,,,,


El Septeto Santiaguero - Raíz (2017)
parte 1           parte 2
Temas:
01. No he visto caridad
02. Cristinita
03. La fiesta no es para feos
04. Canción de la trova
05. Si tú te vas
06. Mosaico # 1
07. La Meneadera
08. Raíz
09. La Rumba está buena / Changüí Clave
10. Cuando canta el cornetín
11. Échale tierra y tápalo
12. Retorna / L o que es un beso
13. Lágrimas Negras
14. Ya se va aquella edad
15. La fiesta no es para feos
16. En Falso

Musicos:
Fernando Dewar – Tres, coros y dirección.
Inocencio Heredia – Voz y percusión menor (maracas, clave y güiro)
Giraldo Bravo – Voz y percusión menor (maracas, clave y güiro)
Rudens Matos – Voz y guitarra
Dairon Robert – Bajo
Alberto Castellanos – Percusión
Gabriel Montero – Percusión
Alain Dragoní – Trompeta
Invitados
Charlie Aponte
Rubén Blades
Reinaldo Creagh
Alfredo de la Fe
Medoro Madera
El Medico
Arturo O’Farril
Nicholas Payton

Joe Madrid ,,,,,pasadisimo

Pedro y su super conjunto campestre

Chivirico ysu combo aqui esta chivirico cantando Belinda


Chivirico y su combo aqui esta chivirico ,,,,,,belinda



Hablar de Rafael Dávila Rosario “Chivirico”, es mencionar a un intérprete y sonero notable que manejó con toda solvencia todos los ritmos, variantes y sonoridades musicales afrocaribeñas. Durante su particular carrera musical abarcó participaciones en muchas orquestas de renombre y así mismo desarrolló carrera propia como solista importante, consolidando su presencia en la historia de la cultura y música del Caribe. Este es nuestro humilde, pero sentido reconocimiento a una de las más grandes voces que dio la Música Afroantillana en todos los tiempos.



La historia de este sonero que recorrió parte del mundo con su hermosa voz y picardía se originó el 02 de agosto de 1924, según los entendidos en el barrio de Villa Palmeras en Santurce, Puerto Rico. Otros mencionan que su nacimiento fue en Puerta de Tierra San Juan,  pero que al poco tiempo se crío en Villa Palmeras. Su padre fue  Eustaquio Dávila oriundo de Loíza y su madre Juana Rosario de Bayamón. Desde temprana edad tuvo inclinación hacia la música, primero cantando en un trío, luego en cuartetos como el Cuarteto Mayarí. A la edad de 15 años se unió al Conjunto Moderno de Roberto Salgado. Sus inicios a nivel profesional se dieron con las orquestas de Rafael González Peña y de Rafael Elvira. El origen del apelativoChivirico se dio cuando su amigo Orlando Guerra “Cascarita” lo bautizó de dicha forma ya que lo relacionó con una mermelada que existía en La Habana (Cuba) llamada “Chivirico con pan”, la anécdota cuenta que en el momento en que estaban realizando una grabación, el productor de la misma le preguntó a Chivirico por su nombre, él le contesta, a lo que el productor dice “pero aquí a todos se llaman Rafitas” … en eso intervino Cascarita y le mencionó: “Si este es más popular que un Chivirico en la Habana, pues ponle Chivirico” y así nació el sobrenombre que caracterizó a este legendario cantante. En su enorme historial como artista mencionamos sus grabaciones con la Orquesta de Miguelito Miranda “Oye Chama” y “Sube y Baja”, también con el maestro Luisito Benjamín. A finales de los años 40 formó parte de la orquesta de Carlos Molina. También en dicha época grabó con la Orquesta de Frank Madera los temas “Que venga el mambo” y “Adivina tú”. En dicho periodo viajó con la agrupación de Molina a varias islas del Caribe como Saint Thomas, Martinica, Puerto España (Trinidad y Tobago), Puerto Príncipe (Haití), Cayena (Isla del Diablo), incluyendo al Brasil por el lado de Sudamérica.
En 1950, se le presentó la oportunidad de obtener un contrato para actuar por una temporada como solista en Uruguay con la Orquesta de Laíto Castro, una agrupación cubana que ya radicaba en dicho país. En New York integró por un breve periodo la reconocida agrupación del maestro Johnny Seguí & Los Dandies, para luego en 1956 pasar a las filas de la Orquesta del maestro Dámaso Pérez Prado en calidad de vocalista principal, sustituyendo al gran cantante cubano Antar Daly, esto sucedió en Uruguay. Con la banda de Pérez Prado, Chivirico paseó su innato talento vocal e interpretativo a diversos países, en una extensa gira que incluyó diversos países de América del Sur. En Buenos Aires (Argentina), recibió la propuesta para actuar en Chile e integrar la recordada Orquesta Huambaly.
Durante dicha gira con Pérez Prado decidió dejarlo para instalarse en Ecuador, continuando su periplo junto a la Orquesta de Blacio Junior y la Orquesta Huambaly. Con Huambaly realizó otra dilatada gira por Europa, incluyendo Francia, Grecia, España, Italia y la Isla de Capri. En dicho periodo en el cual Chivirico radicó por años en Ecuador, alternó presentaciones y estadías a otras tierras Sudamericanas como Chile y Perú. Es justamente en dicho ciclo de su vida que  establece un nexo con el Perú, viviendo una corta estadía en nuestro país a mediados de la década del 50 y en el cual grabó con las Sonoras de Lucho Macedo, Ñiko Estrada y la Sonora MAG. Ya en 1960 justamente desde Perú retorna a Estados Unidos, primero a Miami y luego a New York, desde entonces se vinculó y grabó iniciando los años 60 con grandes agrupaciones como la del maestro Orlando Marín, Francisco “Kako” Bastar, Ricardo Ray, Willie Rodríguez, Oswaldo “Chihuahua” Martínez, Tito Puente, Johnny Pacheco, Mike Hernández,Tico All Stars, Joe Cotto, Puerto Rican All Stars, La Playa Sextet, Alegre All Stars, Louie Ramírez, Johnny Sedes, Randy Carlos, Ray Barretto, entre otros. Igualmente a comienzos de tan importante década, exactamente en 1960, realizó su primer trabajo solista titulado "Aquí esta Chivirico cantando Belinda" para el sello Ammex (LP 507)


  Producción “Aquí esta Chivirico cantando Belinda” 1960, sello Ammex (LP 507)

Hay un capítulo interesante en la carrera musical de Chivirico, su asociación con Ricardo “Richie” Ray por encargo de Carmelo Fonseca, dueño del sello Fonseca, (disquera en el que se realizaron las primeras grabaciones de Richie Ray y Bobby Cruz), quien pagaba el asesoramiento y entrenamiento para el perfeccionamiento como cantante de Cruz, el cual estaba en sus inicios y en palabras del propio Chivirico, era bastante desafinado y descuadrado. Según Fonseca, pagó 200 dólares diarios para la enseñanza del arte y manejo del canto sabroso que identifica a la Música del Caribe. Al escuchar varios temas vocalizados por Bobby en su etapa primigenia con Richie Ray, podemos apreciar claramente la influencia directa del gran Chivirico, por ejemplo en expresiones que menciona en su cantar como “caina, caina, bongó…” y como bien se recuerda, también en dicha etapa Chivirico Dávila grabó y dejó su hermosa voz para la posteridad con este importante binomio, algunas producciones como “On The Scene With Ricardo Ray”  en 1965 (SLP-1107),  “A Goza with Ricardo Ray 3 Dimensions” en 1965 (SLP-1109) para Fonseca Records y“Se Soltó / On the Loose”  en 1966 (SLPA 8500) para Alegre.






                                  
                      Trabajo “On the Scene with Ricardo Ray” 1965, Fonseca Records 

 Producción “A Goza with Ricardo Ray 3 Dimensions” 1965, Fonseca Records ( SLP – 1109)



                                        Trabajo “Se Soltó On The Loose” 1966, Alegre Records (SLPA- 8500)

Chivirico en la década del 70 prosiguió grabando y siendo requerido por otras agrupaciones como la del pianista Monguito Santamaría (hijo del maestro Ramón “Mongo” Santamaría), también con las orquestas del saxofonista Manolín González, Joey Pastrana, Rafael Cortijo, Kako Bastar, Joe Cuba, Fania All Stars, Markolino Dimond, Alegre All Stars y en 1981 grabó el que sería su último trabajo discográfico en general como cantante de los líderes Tony Fuentes y Joseph “Papy” Román percursionista y trompetista respectivamente de la Orquesta Guarare.
Una de las características de este extraordinario sonero y bolerista, fue su calidad interpretativa, modulando con mucho dominio su voz y manejando el gran carisma que lo llevó a ser convocado por tantas orquestas y luminarias de la música latina en distintas etapas, tal como lo demuestra su extensa discografía con orquestas de renombre y en solitario. Chivirico con su estilo tan peculiar, como sabroso y contundente, transitó por estilos y sonoridades, diversos, definidos por las agrupaciones antes mencionadas. Desde el formato de las Sonoras con las cuales grabó en Perú, así como orquestas, All Stars, Charanga y Sexteto, todos con conceptos musicales diferentes, pasando a su vez por periodos tan marcados como lo fueron las décadas del 60, 70 y 80.
Un claro ejemplo de ello es su participación en el álbum “Beethoven’s V”  (CS-1075) del genial Markolino Dimond, quien junto al irreverente Frankie Dante y una constelación de virtuosos instrumentistas bajo la producción del maestro Larry Harlow crearon una obra  fundamental y trascendente para el movimiento salsero en 1975. La contribución de este sensacional intérprete boricua fue absolutamente importante, siendo protagonista y demostrando que un cantante de sus quilates y trayectoria podía asumir con toda autoridad el sonido, vehemencia, irreverencia, contundencia orquestal y de arreglos de vanguardia que presenta esta icónica producción de Salsa.
            

      
             “Beethoven’s V” Markolino Dimond con Frankie Dante, Cotique Records 1975 (CS-1075)

Otra demostración de su versatilidad y dominio como interprete, fue su contribución para el álbum “Ritmos y Cantos Callejeros” de los inmortales y legendarios Rafael Cortijo y Francisco “Kako” Bastar que lanzaron en 1970, creación que reivindica sus raíces musicales, en torno a la Bomba y Plena. En pleno auge y desarrollo del boom salsero, esta propuesta fue más que arriesgada, en base a una sonoridad netamente percusiva, que ensalzó estos ritmos boricuas, manteniendo su esencia más pura. Este trabajo se caracteriza por no contar con una conformación orquestal ya que estos maestros de la percusión fueron acompañados solamente por los destacables aportes de Paquito Pastor en el piano y del maestro Bobby Rodríguez en el bajo. En ese sentido, la voz de Chivirico se siente a toda cabalidad, llevándonos en un viaje musical a la cultura de su tierra y su gran riqueza. Esta obra maestra para su tiempo lamentablemente no fue entendida a nivel masivo, ni tuvo la difusión debida, ya que la creciente e imparable industria dominada por Fania, ocultó producciones y conceptos de este nivel, ya que acaparó toda la atención discográfica y de medios publicitarios, además la generación que vivió aquel momento de los inicios y consolidación del movimiento salsero, estuvo orientada hacia otro tipo de sonoridades de corte orquestal agresivo, predominando en especial la fuerza de los trombones. Afortunadamente, los tiempos cambian, se transforman, evolucionan y en este caso (con los años), esta producción alcanzó la valoración e interés que amerita por parte de estudiosos y melómanos, siendo hoy por hoy una realización de culto.


     Álbum “Ritmos y Cantos Callejeros” Rafael Cortijo y Kako Bastar, sello Ansonia (SALP 1477)

Justamente, en esta década tan relevante, Chivirico realizó varios discos como solista, todos grabados por Cotique Records, siendo el primero de esta serie el titulado simplemente “Chivirico” 1971 ( CS1061), que contó con los arreglos de los maestros Louie Ramírez y Javier Vázquez, luego vendrían “Chivirico… De nuevo” 1972 (CS 1066), que contaría igualmente con ambos arreglistas, “Chivirico” 1973 (CS-1073), con el genial Jorge Millet en los arreglos, para 1974 grabó un trabajo de Boleros denominado “ Vendré por ti” (CS-1076), con Millet en los arreglos. Igualmente este notable pianista produjo, arreglo y participó al piano en 1976 en el álbum “Para mi Gente” (CS-1084), en 1977 el maestro Larry Harlow produce el trabajo“Brindando alegría”  (CS-1092), con los arreglistas a Eddie Martínez, Louie Cruz, Louie Ramírez, Marty Sheller y Sonny Bravo y en 1978 grabaría su último álbum en calidad de solista, denominado “Nuevos Conceptos/ New Concepts” (JMCS-1099) producido por Richie Ray y Bobby Cruz.


                                              Álbum “Chivirico” 1971 Cotique ( CS1061)

                       

                              
                                                                          Trabajo “Brindando Alegría” 1977, Cotique (CS-1092)
                       
     
                                                                       Producción “Onda Típica” Orquesta Guarare, 1981, Inca (JMIS 1078)

Lamentablemente, luego del trabajo “Onda Típica” de la Orquesta Guarare en 1981, grabado para Inca Records (JMIS 1078), en el que comparte voces con Ángel “El Papo” Santiago,  no se supo de otras grabaciones hechas por el Sonero de Santurce. En plena era de los 80’s, la presencia de nuestro querido Chivirico pasó desapercibida y no pudimos seguir disfrutando de su estilo inigualable e inconfundible en su canto. La música afroantillana perdió mucho con este alejamiento, tal vez forzado,  ya que los tiempos de la Salsa dura o tradicional pasaban por una clara etapa de decadencia y con el transcurrir de los años muchos de sus exponentes fueron tomando otros rumbos, inclinados hacia lo romántico, sensual y hasta erótico, reprobable a todas luces. En ese aspecto, los intereses musicales eran otros y direccionados al apoyo de  cantantes nuevos, como otros consolidados quienes tuvieron que deponer su estilo original para dar paso al interés comercial impuesto por las disqueras. Este aspecto marginó casi hasta la desaparición a soneros de estirpe y valía, causando un vacío importante en la calidad de los discos hechos en dicha etapa y reforzando el declive del movimiento salsero genuino.

Ya a inicios de la década del 90, exactamente en 1994, Chivirico se reúne con el maestro Orlando Marín para realizar una presentación en Cali (Colombia), esta sería la segunda ocasión que visitaba tierra Caleña, ya que anteriormente lo hizo con la Orquesta de Joe Quijano. Este reencuentro con Marín se dio nuevamente el 4 de julio de 1994, junto al gran Frankie Figueroa, Al Santiago y Alegre All Stars, con algunos de sus integrantes originales. Esta presentación que sería la última, se llevo a cabo en Orchard Beach, en el Bronx, New York. A los pocos meses, el 05 de octubre de dicho año, nos dejó fisicamente debido a un fulminante ataque cardiaco, en su vivienda ubicada en el Bronx.
El legado de Chivirico es enorme, fue un artista que tuvo varias aristas, la de cantante, interprete, sonero, bolerista, compositor y corista. Como autor nos regaló cortes musicales de calibre como “La Guarachera”vocalizado por la “Reina Rumba” Celia Cruz junto a “El Rey” Tito Puente, en el álbum “Cuba Y Puerto Rico Son...” para Tico (SLP-1136),  "Ritmo Bembe" (entre otros temas), con Orlando Marín en el trabajo discográfico “Se te quemó la casa” de 1961, para Alegre Records (LPA 814).
Reiteramos nuestra admiración hacia tan trascendental exponente de la música afrolatina, cuya presencia e influencia e interpretaciones siguen vigentes en cada unas de sus grabaciones, llenas de sabor, cadencia, intensidad, sentimiento, versatilidad, dominio, improvisación y entrega, con una vocalización limpia y ostentosa en matices. Por eso y mas,  siempre será una referencia a seguir en el glorioso arte del canto y soneo, facultad que no todos poseen y en el cual Rafael Dávila Rosario, simplemente CHIVIRICO FUE UN MAESTRO.

informacion tomada del blog  

http://salsasonidodelbarrio.blogspot.com.co/2015/11/chivirico-davila-el-sonero-de-la-voz.html