Una semana de Gloria Lavoe: "El Perú me resucitó"
El 10 de Agosto de 1986 120 mil personas asistieron a la Feria del Hogar y presenciaron la despedida de Héctor Lavoe en el Perú. Nunca más regresaría a pesar de varios intentos en 1988. El cantante se había tirado de un noveno piso y era imposible su regreso. Al menos, "el rey de la puntualidad" dejó 6 inolvidables conciertos en la retina de miles de peruanos que nunca lo olvidarán.
Luis Delgado Aparicio presentando a Héctor Lavoe en La Feria del Hogar
Todo comenzó a finales de 1985. El periodista Enrique Sánchez Hernani, que en ese entonces dirigía "La esquina del movimiento", primera página de pura Salsa en la historia del periodismo peruano, viajó a Nueva York y tuvo la suerte de entrevistar a Héctor.
"Carlos Nieves Cornejo, productor del programa Maestra Vida (conducido por Luis Delgado Aparicio), y yo, fuimos a ver a Lavoe al Club Broadway", Cuenta Kike. "Al terminar la función me acerqué al cantante y le propuse entrevistarlo, pero en un primer momento Héctor se negó. Dijo que los peruanos éramos muy mecedores".
"Parece que en una oportunidad, Lavoe se hizo amigo de un peruano que le había hecho un precontrato para tocar en Lima". Continúa. "Héctor le había pagado algo para que haga los papeleos y el pata sencillamente desapareció".
Luego de la entrevista, Héctor le entregó su dirección y teléfono personal a Enrique, que tuvo que hacer como que borraba cuando el pianista de Lavoe, el genial Joe Torres, le dijera que "oe, chico, bórrate la vaina esa porque la dirección de Héctor no la tiene nadie".
Cuenta Enrique que Lavoe creía que en el Perú no lo querían tanto como a Blades. Sánchez Hernani le explicó qué era el Callao y la extrema pasión que había por su música. "Cuando vayas al Perú, el Callao va a salir en procesión", le dijo. Pronto, el cantante confirmaría que era verdad lo que decía el periodista.
Un sueño hecho realidad
Jorge Fernández y Gösta Lettersen (dueño de la feria del hogar), junto con otros empresarios, tuvieron la idea de traer a Lavoe a Lima. Lo buscaron durante un buen tiempo, pero tanto la gente de la Fania como los representantes de Lavoe los peloteaban. Entonces Luis Delgado Aparicio (que también estuvo metido en la organización) llamó a Enrique Sánchez y éste le dio el número del teléfono personal del cantante. Así fue como se hizo realidad el sueño de tener a Héctor en el Perú.
Cerradas las negociaciones y firmado el fuerte contrato que impedía a Lavoe hacer de las suyas, el cantante llegó a Lima y se presentó, con puntualidad, el 5,6,7,8,9 y 10 de agosto en la Feria del Hogar.
Para mantener a Héctor tranquilo, fue necesario rodear al cantante de un círculo de personas que lo consintieron en todo. Lavoe se sintió como en casa.
Apenas bajó del avión, los organizadores notaron que Héctor no había traído ropa para aguantar el frío de Lima, por lo que fueron a comprarle los polares con los que finalmente se presentó en público (uno de color turquesa, otro naranja, etc.).
Afiche del concierto en la Feria
El Lavoe limeño
El "Jibarito de Ponce" se hospedó en el hotel Sheraton pero pasó gran parte de la semana que estuvo en Lima, en la casa de Hugo Ábele, hijo de uno de los empresarios que trajo a Lavoe. Hugo se hizo muy amigo de Héctor, quien terminó regalándole tres de sus collares de Babalao (luego terminarían en el cuello de Pacho Hurtado).
Ábele también entrevistó a Héctor para su programa de radio Sonido Latino. Ahí Lavoe confesó que "quería quedarse a vivir en Lima" y que "El Perú lo había resucitado".
El cantante dio dos conferencias de prensa. En la primera, los organizadores estaban mortificados porque creían que los periodistas iban a hacer preguntas sobre el consumo de drogas y alcohol que padecía Lavoe. Sin embargo no pasó nada. Luego, en la prueba de sonido, Enrique Sánchez pudo hacerle una entrevista exclusiva. La segunda conferencia se realizó en el Sachún de la avenida Ejército.
Cuenta Luis Delgado Aparicio, ex Congresista de la República y conductor del programa de Salsa más longevo de la radio nacional (Maestra Vida), que compartió muchos momentos con Lavoe en Lima. Dice que lloraba en su cuarto de hotel cuando recordaba a su familia, cantaba boleros y ahogaba sus penas con ron.
Enrique Sánchez sintió que Héctor era bastante parco. "Una persona de pueblo que no tenía una dicción muy limpia". Sigue, "era fácil de convencer y no recuerdo haberlo visto con muchas joyas. Se notaba que tenía una vida desordenada. Cuando lo entrevisté, parecía que tenía unos tragos encima y quizá estaba sazonado con algo más"
En la Feria
La banda que vino a Lima con Lavoe estuvo compuesta por Pablo Núñez en el bongó, Bryan Lynch y Tony Cofresí en las trompetas, Johnny Torres en el bajo, Lewis Kahn y John Torres en los trombones, Víctor Pérez en los timbales y el maestro Joe Torres en el piano. La presentación estuvo a cargo de Luis Delgado Aparicio.
Al reconocer a la gente del Callao en los conciertos, Héctor aprendió el inconfundible "¡Chimpún, Callao!", que repitió todas las noches. Se hizo hincha del Sport Boys por su identificación con el puerto y ahora los hinchas rosados llevan su imagen en las banderas.
La gente del primer puerto, llevaba a la feria una banderola gigante que decía "Héctor Lavoe, hermano, el Callao te saluda", y todos gritaban "Héctor, Héctor".
Cuando la banda hacía los solos instrumentales, Lavoe se iba detrás de la tramoya, donde estaba un morenito que le daba un vaso de Ron.
El "Jibarito de Ponce" saluda al público peruano con toda su orquesta
Trascendidos
Muchos confirman que Lavoe apenas fue al Sachún para brindar una conferencia de prensa, y que luego sólo estuvo en la casa de Hugo Ábele, en el Sheraton y el la Feria.
Sin embargo algunas historias no confirmadas se cuentan sobre la estancia del cantante en Lima.
Se dice que visitó el Callao. Pasó por la zona de Puerto Nuevo (uno de los lugares más peligrosos del puerto) y caminó por los conocidos "fumaderos" del lugar. También se afirma que visitó en convento de San Martín de Porres, ya que Héctor le tenía devoción al santo moreno.
No se pueden saber a ciencia cierta algunos detalles de su paso por Lima, aquella semana que le perteneció exclusivamente a Héctor, porque todo el Perú creía que se lo merecía. El siempre estuvo agradecido y nosotros también.
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