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Orquesta Huambaly
La leyenda de la orquesta más profunda, brillante y recordada de la música tropical chilena se escribió primero con “U”. Uambalí era el nombre de un pequeño pueblo del interior de Chillán que llamó la atención del guitarrista y cantante popular Caupolicán Montoya, conocido artísticamente como Jack Brown. El nombre, que significaba “nido de ladrones”, sonaba demasiado afro como para existir en el campo chileno sureño, y fue él quien luego propuso alterar la ortografía incluyendo la primera letra por la “H” y la última por la “Y” para darle un carácter aún más exótico y definitivo a su nombre.
Años
Santiago, 1954 - 1964
Integrantes primera orquesta
Jack Brown, voz (1954).
Lucho Kohan, saxo alto y dirección (1954 – 1961).
Roberto Mono Acuña, trompeta (1954 – 1961).
Pastor Gutiérrez, trompeta (1954).
Carmelo Bustos, saxo alto y clarinete (1954 – 1962).
Berríos, saxo tenor (1954).
Fernando Morello, piano (1954).
Raúl Angel, contrabajo (1954 – ¿).
Lucho Córdova, batería (1954 – 1961).
Oscar Mulato Salazar, tumbadoras (1954 – 1961).
Humberto Lozán, voz (1955 – 1962).
Pedro Suárez, trompeta (1955 – 1959).
Kiko Aldana, saxo tenor y saxo barítono (1955 – 1964).
Nello Cianguerotti, piano (1955 – 1959).
Willy Marambio, trompeta (1956 – 1959).
Álvaro Vicencio, saxo tenor (1959).
Integrantes de la segunda orquesta en la que vocaliza
Chivirico Davila
Chivirico Dávila (voz),
Ricardo Barrios (trompeta),
Juan Bulnes (trompeta), Mickey Mardones (saxo tenor),
Luis Leiva (saxo ¿), Luis Retamal (saxo barítono).
Luis Saravia (piano),
Luis Ravello (contrabajo),
Mario Bórquez (contrabajo),
Manuel Guerra (batería),
Benjamín Sepúlveda (tumbadoras),
Carlos Figueroa (batería).
Iñigo Díaz
La Huambaly abordó así repertorios chachachá, mambo, rumba o bolero, siempre tras la herencia y presencia en Chile de los directores de orquesta cubanos Isidro Benítez y Joe O’Quendo, pero sobre todo por el impacto que habían dejado en Chile las visitas delos Lecuona Cuban Boys, La Sonora Matancera, el director español Xavier Cugat y más directamente la orquesta de Pérez Prado que llegó a Chile en 1952 para actuar en Radio Minería.
Pero la Orquesta Huambaly, dirigida por el saxofonista Lucho Kohan y con la voz del cautivante Humberto Lozán en el frente, también fue un claro exponente del swing en los años ‘50, gracias a la presencia de una serie de músicos que también se desdoblaban hacia el jazz: el trompetista Roberto Mono Acuña, el tenorista Kiko Aldana, el altoísta Carmelo Bustos y el baterista Lucho Córdova, uno de los tres fundadores del Club de Jazz de Santiago. Fueron algunos de los nombres que le darían a la Huambaly un carácter único entre sus pares, casi totalmente dirigidas a la música de raíz cubana.
Noches interminables en el NuriaLos músicos populares de fines de los años ’40 acostumbraban a reunirse en una de las esquinas de la Plaza de Armas capitalina. Ese punto en calle Estado lo llamaban La Ruca y era el lugar donde se podía obtener desde un “cancheo” por una noche en alguna boite hasta un contrato por todo un año en el Hotel Carrera. En enero de 1953 el baterista de jazz Lucho Córdova (n. 1921) fue contactado por el cantante popular Arturo Millán para tramitar la conformación de una orquesta para actuar en el restorán Nuria, ubicado en calle Agustinas. Pero el proyecto se desmanteló rápidamente cuando Millán obtuvo un contrato más jugoso en Mendoza y dejó el Nuria. La orquesta quedó desarmada, sin voz al frente y con la responsabilidad de responder ante el contrato de residencia en el Nuria por toda la temporada.
Millán fue despedido por los propietarios del local y los músicos se reorganizaron para enfrentar la contingencia, llamando a Jack Brown al frente como reemplazo de Millán. El giro fue total. Adquirieron ahí el nombre definitivo de Orquesta Huambaly, sus primeros uniformes de escena (smokings amarillos, chaquetas celestes, camisas blancas, humitas negras y zapatos de charol) y a su primer director musical: Lucho Kohan.
Carmelo Bustos (n. 1923), que conocía muy bien la música cubana pues había integrado la orquesta de Joe O’Quendo, se unió a Kohan en una dupla de cañas para los saxofones alto. Además se abrió una fila de trompetistas con Roberto Mono Acuña y Pastor Gutiérrez, un músico popular que duró muy poco. La sección rítmica quedó configurada por Fernando Morello (piano), Raúl Ángel (contrabajo), Lucho Córdova (batería) y el peruano Óscar Mulato Salazar (tumbadoras).
Una vez terminada la temporada en el Nuria, la orquesta se mudó al local El Club de la Medianoche, ubicado en Av. Matta y San Diego y que transmitía sus actuaciones a todo Chile por Radio del Pacífico. Así fue como el locutor radial Raúl Matas se enteró de la existencia de esta orquesta y llegó a contratarlos para una de las emisoras más grandes e importantes de la época, Radio Minería.
La orquesta sensación de la casa OdeonPero Jack Brown alcanzó a permancer sólo algunas actuaciones al frente de la orquesta, pues sus problemas de convivencia desembocaron en la salida del conjunto. Una vez terminada la temporada en El Club de la Medianoche, la Huambaly regresó al Nuria para una segunda temporada en el restorán que los vio nacer. Ya sin Fernando Morello, y con el pianista y arreglador italiano Nello Cianguerotti.
Además se incorporaron el saxofonista tenor nortino Enrique Kiko Aldana (n. 1924) y el trompetista Pedro Suárez. Nuevamente sin cantante, Kohan decidió contratar en 1955 a Humberto Lozán (n. 1925), crooner de la orquesta del violinista Izidor Handler en el Casino de Viña del Mar, quien terminó por convertirse en la estrella indiscutible de una orquesta acoplada en swing y con un éxito rotundo.
En 1956, la Huambaly con Lozán graba sus primeras caras para Odeon: los chachachás “Chachachá Chabela” y “Eso necesito”. La segunda temporada en el Nuria fue un éxito rotundo con los éxitos que los acompañaron en adelante en voz de Lozán: “Baila merecumbé” (de Enrique Baeza), “Arroz con palito” (de Adolfo Soto), “Corazón de melón” (de Carlos Rigual) o “El bodeguero” (de Richard Egües) o “Así soy yo” (de Graciela Potello).
Las grabaciones con Odeon siguieron ininterrumpidamente: En 1957 grabaron piezas como “Cumbara cumbara”, “A rivederci Roma”, “Agustina de Aragón”, “Expreso aéreo”, “Ay mama Inés”, “Ave María Lola”, “Chachachá Dior”, “Serenata jazz” y los famosos “Concierto para ritmo” y “Dilema para tambores, con Lucho Córdova como estrella. En 1958, otros éxitos como “Chachachá del tránsito”, “Chachachá bar”, “Calypso”, “Cayetano baila”, “Calculadora”, “Compadre Pedro Juan”. Y en 1959, “Corazón caprichoso”, “Cachito”, “Insólito” o “El lorito y el carbón”.
La Orquesta Humabaly ocupaba la posición del grupo más popular de la bohemia capitalina. Mientras sus rivales directos, la Orquesta Los Peniques era la favorita de la clase alta que acudía al Hotel Carrera en 1955,la Huambaly hacía bailar a la clase media, ya no sólo en el Nuria, sino en subsiguientes temporadas radiales de Minería, Cooperativa, Corporación o Agricultura.
La gira europeaLa popularidad iba en aumento con giras por todo el país, contratos exclusivos en el Casino de Viña y también en el tradicional establecimiento porteño Baños del Parque, el mismo lugar que a comienzos de los años 20 recibió a marinos norteamericanos llegaron con instrumentos de viento y discos de jazz, y donde el compositor Pablo Garrido reclutó a sus músicos para formar la primera orquesta de jazz chilena. La Orquesta Huambaly terminó integrando repertorio swing a sus actuaciones y múltiples grabaciones, con arreglos de Stan Kenton y con piezas de Glenn Miller a pesar de que nunca contó entre sus filas con un cuerpo de trombones.
En 1959 abordó un barco e inició un viaje de 16 días a Europa, en la primera gira de una orquesta popular chilena al Viejo Mundo. Para ese viaje, Kohan ya tenía al trompetista Willy Marambio y contrató al joven saxofonista de Valparaíso Álvaro Vicencio (quien tomó el registro del tenor e hizo cambiar a Aldana al barítono, sonido que dominaría en el futuro en el jazz y la música popular). Ambos ayuidaron a engrosar el sonido de las secciones de metal y caña, respectivamente.
Fue una itinerancia entre mayo y diciembre de 1959 que elevó la categoría de los músicos en escena. Llegaron a actuar en Bélgica con estrellas como Edith Piaf, Gilbert Becaud y Charles Aznavour. Según recuerda Lucho Córdova, una de las decisiones más acertadas de Kohan fue orientar la orquesta hacia el repertorio afrocubano en lugar del swing clásico norteamericano. El público europeo recibió el impacto de la música latina en ciudades de Francia, Holanda, Bélgica y España, ahora con vestuarios renovados: traje rosado con solapa brillante, humita blanca o negra según la ocasión y zapatos blancos. El cabello, impecablemente recortado y engominado.
Pero la gira, por más carácter de hito histórico que hubiera adquirido en la música chilena, significó el proncipio del fin para la Orquesta Huambaly. Una vez finalizada, algunos de sus integrantes optaron por retirarse del conjunto para probar suerte en Europa o para regresar a su país de origen, como el pianista Nello Cianguerotti, quien compró tickets para Milán, mientras los trompetistas Pedro Suárez se instaló en Bélgica y Willy Marambio en Francia, para actuar como virtuoso músico de variedades. Álvaro Vicencio se quedó en España y Suiza, e inició un largo viaje que desembocó en Estados Unidos , en la ciudad de Dallas donde se mantuvo como músico y productor durante años.
Epílogo: la otra Huambaly
A Santiago, en cambio arribó lo que quedaba de la orquesta con el dilema del futuro. Grabaron algunas piezas para Odeon, pero ya era un hecho que la orquesta estaba en plan de disolución. Ni Kohan, ni Córdova estaban demasiado convencidos del futuro de la Orquesta Huambaly, con la Orquesta Cubanacán y la Orquesta Ritmo y Juventud en su apogeo junto a las voces de Pachuco y Chocolate Rodríguez respectivamente. Sí siguieron adelante con el proyecto Carmelo Bustos, Kiko Aldana y Humberto Lozán.
En 1960 entran al estudio para grabar canciones como “Bésala”, “Cumpai José”, “Yo bailo mi chachachá”, “Sabrosito así”, “Mammy” o “Ritmo de chunga” o la clásica pieza jazz latino de Fernando Morello y uno de los manifiestos artísticos de la Huambaly, “Swingbaly”. Ya en 1961 una nueva Huambaly se planta en los escenarios incorporando nuevos músicos: el trompetista Ricardo Barrios (de la Orquesta Cubanacán), el saxofonista Mickey Mardones (de la Orquesta Los Caribe), el saxofonista Luis Retamal, el pianista Luis Saravia o el contrabajista Mario Bórquez. En 1962, luego de una gira por Buenos Aires, se retira del grupo Carmelo Bustos, una de las llaves maestras del conjunto y que le dio el carácter y sonido clásico a la Huambaly. La orquesta funciona por dos años más integrando al ilustrado baterista Carlos Figueroa (de Los Bronces de Monterrey), pero termina por desistir después de una década de acción y éxito popular.
De los músicos de la era previa a la gira europea, Kiko Aldana se mantuvo en la música popular y el jazz, integrando al final de su carrera la Hamilton Big Band y enseñando saxofón jazzístico a nuevos solistas, Carmelo Bustos hizo lo propio además de actuar en las orquestas de Juan Azúa y en The Universal Orchestra en 2000 junto a Humberto Lozán y Lucho Córdova se mantuvo como el más longevo de los jazzistas chilenos de todos los tiempos.
En 2006, el sello EMI editó cuatro volúmenes con las obras grabaciones completas de la Orquesta Huambaly desde 1956 a 1962, 100 éxitos inolvidables de la Huambaly, completando así la historia de la más grande experiencia que la música tropical tuvo en Chile. Sin embargo, un capítulo más en este recorrido tendría lugar en 2014 con el proyecto de rescate patrimonial encabezado por el saxofonista de jazz Marcos Aldana, hijo de Kiko Aldana, quien transcribió a la partitura los arreglos de un amplio repertorio que ejecutaba la orquesta de los años ’50. Tras reunir a un elenco de músicos jóvenes y foguearlos en el estilo y el espíritu de la agrupación, formó lo que entonces se conoció como la Nueva Orquesta Huambaly. Así, un extenso público de edad avanzada volvió a escuchar en directo y a bailar los éxitos de la época dorada de su juventud. En enero de 2015, la orquesta consolidó su éxito con un concierto frente a seis mil personas en el Festival de Jazz de Providencia.